lunes, 2 de diciembre de 2013

gritos de hormiga

Yo lavé las legañas de mis ojos, me puse mi traje de perrilla francesa, bajé los hombros y estiré hasta la útima de mis vértebras. Froté mis manos y me propuse que pondría un final a todo esto. Que yo era más fuerte que todos los vientos del norte y las rocas marinas sudorosas de espuma. Me escondí bajo mil olores y colores, era una forma de identificarme con algo fácil de cambiar. Nunca piensas que vas a hacer las cosas mal hasta que te das cuenta de que hacerlas bien tampoco te ha llevado a ningún lugar. ¿Dónde está el principio y dónde el final? 

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