jueves, 6 de octubre de 2011

Moltes Gràcies.

Soy Salomón, pienso construir un altar secreto para los domingos.
Mi corazón es una esponja amarilla que recoge todo cuanto sucede mientras yo pataleo para no ahogarme. Pronuncio agua y lloro por aquello de lo que carezco.
 Como pulsar un botón en lo profundo de mi espalda.
Dijiste dos días antes: "cuando mejore, iré a la peluquería a areglar este desastre."
El cristal mostraba lo contrario: en tu pelo antes gris, revuelto, brillarán los bucles durante 40 días y 40 noches. Nunca vulnerable, nunca muerta: tan hermosa como la última vez que nos vimos.
Dios, entonces, posó sus manos sobre mis hombros y me sentí sola.

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