martes, 22 de marzo de 2011

Estómagos hambrientos de respuestas inexistentes.

Te derretiste buscándome en el agua que pusiste al fuego y se evaporó: mi alma evaporada marchó a las nubes hace  
mucho tiempo. Ahora vivo como en los anuncios de Philadelphia, viendo el mundo desde arriba tirando pedazos de queso griego a las personas que me caen mal. Quizás cuando soples una tuba para aguantar 17 compases a 60 sin respirar podrás mover la nube, podrás llevarme donde te apetezca, podrás conseguir que te desee desde la vibración de tus cuerdas vocales.

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